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Excelente material producido por el compañero Hugo Daniel Uhart
¡No olvidamos! Cárcel a los asesinos de ayer y de hoy!
Todo esta guardado en la memoria ¿Todo?
En esta semana de la Memoria donde se cumplen 36 años del golpe civil y
militar mas sangriento de nuestra historia, cabe reflexionar pensando
en esta juventud se ha volcado (afortunadamente) a la militancia
política, desde el simple lugar de un militante y apelando a mi memoria.
El golpe del 76 fue pergeñado por el poder económico local y las
multinacionales imperialistas, fue sin duda, una ofensiva
contrarrevolucionaria, fundamentalmente dirigida hacia los trabajadores.
Mediante la aplicación del Terrorismo de Estado logro el aplastamiento
de los sectores mas lucidos que peleaban por otra sociedad, y
paralelamente con la implementación de su política económica, aseguro
también el entierro del proyecto de una nación desarrollada, aun desde
la lógica capitalista.
Cabe recordar que se pretendía frenar un
germen de cambio social, por eso existía antes del golpe, una represión
para-estatal y semioficial, con las acciones de la Triple A, que con
amenazas, persecución y asesinatos políticos a opositores de izquierda y
principalmente hacia los activistas antiburocráticos y clasistas. Luego
con el famoso decreto de Luder de "aniquilar la subversión", se
oficializó la participación de los militares en la lucha interna.
También hubo un intento de golpe económico contra el pueblo, el
Rodrigazo del 75, que resulto fallido por la resistencia de los
trabajadores, que desde sus bases pararon y movilizaron desbordando a
su dirigencia.
En esa trama, (anterior y posterior al golpe) hubo
actores principales y de reparto, el imperialismo yankee y los grandes
sectores económicos extranjeros y locales a la cabeza, con los militares
como instrumento principal de esa política, sumando la activa
colaboración y participación variopinta de los sectores políticos
conservadores y reaccionarios, la dirigencia de la iglesia católica, y
parte de la dirigencia sindical.
En la larga noche dictatorial a
pesar del terror y la ofensiva criminal hubo expresiones de resistencia,
la lucha de los DD HH marcaron un jalón fundamental en la denuncia de
los secuestros, de las desapariciones y de las atrocidades del
régimen. También hubo resistencia, aunque aisladas y puntuales, en
algunas fabricas y mas adelante `79/`80 en algunos gremios.
El
proceso criminal terminó sus días en una bancarrota política tras la
aventura de Malvinas, pero dejó el saldo trágico de una generación
militante arrasada y un país endeudado y con crisis económica y social.
Llegó la apertura democrática, la recuperación de la política y con
ella la “primavera” alfonsinista. Lo mas positivo de esa etapa fueron el
enjuiciamiento a las juntas y la normalización de los sindicatos pero,
paulatinamente, la retórica progresista mostro sus limitaciones con el
“Felices Pascuas” y terminó pactando miserablemente con la corporación
militar, que mediante los levantamientos de semana Santa y Villa
Marteli, se propuso (y lo logró) garantizar la impunidad con las leyes
de Punto Final y Obediencia Debida. Esto se hizo, a pesar de las grandes
movilizaciones populares que salieron a las calles y plazas e incluso
rodearon los cuarteles, recuerdo que cantábamos “no se atreven, y si se
atreven les quemamos los cuarteles”. Se aplicaron los clásicos ajustes,
se reconoció la fraudulenta deuda externa contraída por la dictadura,
el país siguió condicionado por el FMI y los organismos usureros,
provocando el estancamiento económico y termino sus días con la espiral
hiperinflacionaria del `89.
Luego llegó el Peronismo al poder de la
mano del caudillo riojano, que prometía “salariazo” y “revolución
productiva”, lejos de eso, se profundizó la entrega del patrimonio
público a precio vil, se desguazó el estado dejando en manos del Mercado
las políticas estratégicas, y elevó astronómicamente la deuda externa.
La desindustrialización, la flexibilización laboral, la desocupación y
la corrupción fueron la impronta peronista liberal. Otras perlas fueron
el Indulto, el alineamiento y las relaciones carnales con el
imperialismo yankee, Cavallo y la convertibilidad del peso al dólar, y
el Pacto de Olivos que posibilitó la re-elección para garantizar los
negocios de lo que fue, la segunda década infame (cuántos desmemoriados
de hoy no recuerdan o no quieren recordar los actores del mundo
político, económico, sindical, medios de prensa, etc. que apoyaron
semejante desvergüenza)
Después llegó la Alianza abogando por
terminar con la corrupción y las iniquidades del menemismo, y producto
de su patética inutilidad, comenzó con tres muertos por la represión en
Corrientes, siguió con los ajustes, el descuento a los estatales y
jubilados, con la represión a los desocupados que luchaban en Mosconi y
asesinando a Aníbal Veron. Convocó a Cavallo como ministro de economía y
este, con el corralito, terminó capturando los ahorros de los sectores
medios y asalariados, mientras dejaba fugar miles de millones de dólares
de las grandes corporaciones.
Llegaron como respuestas los
saqueos, declararon el estado de sitio y se terminó incendiando el país.
Tuvieron que fugar en helicóptero, tras dejar más de 30 muertos el 19 y
20 de diciembre de 2001.
Cinco presidentes en una semana,
declaración de default, Duhalde y la mega devaluación para el pueblo y
la pesificación de las deudas de las grandes empresas, entre ellas
Clarín, mientras las demandas populares eran respondidas con medidas
represivas, intentando ponerlas en caja, sobre todo a los movimientos de
desocupados y piqueteros, y a las asambleas populares nacientes. Esa
tarea de recuperar la autoridad jurídica de las instituciones y el
estado mismo, como arbitro y garante de ultima instancia, los llevó a la
represión del Puente Pueyrredón, donde vilmente asesinaron a Darío y
Maxi.
Luego de eso el duhaldismo, termina negociando una salida
electoral para el 2003 que llevo a la presidencia a Néstor Kirchner que
lleva hasta hoy casi una década.
Una década nacional y popular que
hay que debatir y balancear sus políticas y su gestión, cuanto más cerca
esta del "Capitalismo Serio" que de un proyecto de liberación Nacional y
Social.
Debatir el presente sin omitir, ni excluir, ni mucho
menos olvidar los acontecimientos del pasado; poniendo la lupa sobre
cada uno de los actores políticos que fueron ejecutores, participes y
cómplices necesarios de tamaña desidia.
No olvidar hoy, (para mi)
es recordar que las contradicciones fundamentales que se enfrentaron en
la arena política de los años 70, hasta aquí, todavía no se han resuelto
a favor del pueblo trabajador.
Y eso no se resuelve con discurso y relato, desligado de los hechos actuales y del pasado inmediato.
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